En el Universo Cinematográfico de Marvel se puede observar una tensión constante entre la libertad y el sometimiento a los gobiernos. Ejemplo de ello podría ser la banda de renegados que conforman los Guardianes de la Galaxia, quienes en primer lugar huyen de los poderes civiles, los cuales los persiguen, para en último lugar, acabar trabajando codo con codo con el gobierno.
Sin embargo, ningún ejemplo es tan claro como el que se aprecia en las películas del Capitán América, especialmente en El Soldado de Invierno y Civil War, dirigidas por los hermanos Russo. En ellas podemos ver claramente expuesta la dinámica clásica del Estado, el cual aprovecha para su propio crecimiento la generación y mantenimiento de conflictos armados.
Haciendo una breve introducción sobre nuestro héroe, debemos decir que Steve Rogers (interpretado por Chris Evans), verdadera identidad del Capitán América, comienza siendo un chico de Brooklyn cuya débil condición física le impide poder ser aceptado como recluta en el ejército norteamericano en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se le presenta una oportunidad para poder luchar entrando a formar parte de una división nada ortodoxa formada por aspirantes a convertirse en el primer super soldado de un nuevo ejército que los genios de la Reserva Estratégica Científica pretenden desarrollar. Como resultado de las diversas pruebas a las que los aspirantes se ven sometidos, los dirigentes de la división eligen a Steven Rogers como conejillo de indias para este experimento bélico, motivados por su excelente actitud de sacrificio.
El experimento tiene éxito. Pero en un primer momento Steve Rogers es apartado del frente y empleado en la recaudación de fondos para la guerra, para lo cual tiene que actuar como un personaje de circo. Sin embargo, tras un acto heroico, el mando americano lo recupera para operar en el frente y lo emplea en una arriesgada misión para derrotar al oficial Schmidt, líder de la organización militar y ocultista Hydra, que opera en el seno del mando nazi y que pretende dominar la tierra al pretender convertirse en el Hombre Superior.
Rogers cumple con su misión derrotando a Schmidt. Sin embargo, para conseguirlo, realiza un sacrificio personal que le costará 70 años de hibernación. Tras esto despierta en la actualidad y entra a formar parte de SHIELD.
SHIELD es una organización militar de defensa y contraespionaje surgida tras la segunda guerra mundial y que no es estrictamente gubernamental, a pesar de los múltiples lazos que tiene con los gobiernos.
En la película El Soldado de Invierno, nos enteramos de que SHIELD ha sido infectada, prácticamente desde su origen por la organización Hydra, supuestamente derrotada. Estas dos organizaciones están ahora íntimamente ligadas. Por su parte Nick Fury (interpretado por Samuel L. Jackson), quien dirige SHIELD, utiliza el masivo ataque sobre la Tierra ocurrido en Los Vengadores como pretexto para llevar a cabo un control aún más exhaustivo de las posibles amenazas. Para ello, desarrolla el proyecto Insight, el cual pretende detectar por ADN a través de un satélite a los potenciales terroristas y neutralizarlos antes de que realicen el acto criminal a través del uso de enormes portaaviones voladores, que más parecen los actuales drones de guerra. Ante la exposición del sistema, el Capitán América contesta: “Pensaba que el castigo venía después del crimen… Apuntas un arma a toda la tierra y lo llamas protección… Nosotros lo hicimos para que la gente pudiera ser libre. Esto no es libertad, es miedo”.
Cuando comienza a saberse que SHIELD está completamente corrompida por la mano de Hydra se plantea la situación de cómo limpiar al mundo de esta amenaza. Nick Fury pretende llevar a cabo una limpieza de Hydra dentro de SHIELD (a modo minarquista), sin embargo, Capitán América entiende que es imposible separar la una de la otra. La única forma de hacerlo, acabando con la verdadera amenaza para el mundo, es acabar completamente con SHIELD y destruir sus armas.
En SHIELD-Hydra vemos un perfecto ejemplo del funcionamiento del Estado, el cual, tal y como lo describe Charles Tilly, se alimenta de los conflictos, reales o imaginarios, para justificar su expansión del monopolio de la violencia en un territorio. La dinámica de crecimiento estatal se basa en la guerra, que, si sale bien en principio, permite mejorar la capacidad extractiva y su justificación. La mejora de la capacidad bélica y del aparato de extracción también lleva a que haya una eliminación de los enemigos internos “competencia” del Estado en términos de protección. Ejemplo de esto pudieron ser los señores que hacían frontera con Escocia (Percy y Ducre) durante el gobierno de los Tudor, quienes fueron arrasados, junto con tantos otros nobles, en el afán de crecimiento interno estatal.
Se produce así un crecimiento del Estado también en su aparato burocrático, el cual tiene el fin de hacer crecer aún más el poder estatal, crecimiento que lleva a establecer un monopolio de la violencia en el territorio que quiere ocupar.
En Capitán América la dinámica es la misma. Se aprovechan los conflictos, a veces generados por el mismo SHIELD-Hydra, como excusa para hacer crecer la máquina bélica y llegar a un control absoluto de la población a través del poder militar. De nuevo vemos la dinámica de crecimiento estatal propuesta por Tilly.
Nuestro héroe, como buen libertario, se opone frontalmente a esta dinámica, al ver, acertadamente, que llevará a una disminución de la libertad y a un crecimiento del poder de aquellos que tienen las armas.
En el Soldado de Invierno, finalmente, se produce la victoria de Capitán América, quien consigue destruir las naves voladoras al ver que efectivamente iban a ser empleadas para hacer el mal por aquellos que estaban aún más arriba en el escalafón que Nick Fury.
Sin embargo, el acto más notorio por el cual podemos considerarlo definitivamente libertario es la negativa a firmar los Acuerdos de Sokovia.
Durante Los Vengadores: La era de Ultron, la acción combinada de todos los vengadores lleva a la destrucción total de una ciudad ubicada en el país imaginario de Sokovia. A pesar de que salvan la Tierra, los daños causados en Sokovia son percibidos como una muestra de la potencial amenaza que suponen los Vengadores para el mundo.
Tras esto, el consejo de las Naciones Unidas pretende someter a los Vengadores a vigilancia y supervisión a través de la firma de los Acuerdos de Sokovia, los cuales harán que los Vengadores dejen de ser una organización privada y pasen a estar subyugados al control de los burócratas de la ONU y los jefes de Estado.
Como siempre ocurre con los organismos estatales o supraestatales tras una apariencia de neutralidad se esconden siempre intereses políticos, y esto lo reconoce perfectamente el Capitán América. Veamos algunos diálogos de la película que vale la pena analizar.
En primer lugar, cuando el Secretario de Estado de los Estados Unidos les presenta el acuerdo, les explica lo injusta y peligrosa que es la situación de los vengadores, cuando les dice: “¿Cómo llamaría a un grupo de seres mejorados con base en Estados Unidos que a diario ignoran fronteras e imponen su voluntad donde ellos quieren y que en verdad parece no importarles lo que dejen atrás?”. A priori, y porque estamos viendo la película, pensaremos en los Vengadores. Pero ahora, analicemos esa frase detenidamente y veremos que hay más grupos que encajan perfectamente en esa descripción. Uno de estos grupos podría ser, por ejemplo, los Navy Seals, o cualquier división de soldados de operaciones especiales. Ciertamente seres mejorados tras duros años de entrenamiento y experiencia, que traspasan fronteras diariamente para imponer su voluntad sin importar demasiado lo que dejen atrás.
Es decir, vemos perfectamente la doble vara de medir del Estado. Cuando las herramientas son del propio Estado, son legítimas, cuando se tratan de herramientas empleadas por terceros, por buenas que sean, son ilegítimas. Es un mecanismo que emplea el Estado con el fin de absorber a sus posibles competidores. El mismo rasero se empleó con los piratas, los cuales, si poseían patente de corso eran legítimos, pues apoyaban a la corona, y si eran independientes, es decir, privados, se consideraban ilegítimos.
Posteriormente, durante una reunión de los Vengadores, se exponen las posturas a favor y en contra de la firma. Los que lideran el movimiento a favor de la firma de los acuerdos son Iron Man, Visión y Máquina de Guerra los cuales, especialmente Visión, dan razones muy poco lógicas sobre por qué han de firmarse los acuerdos.
Tras esto, Capitán América expone su postura, haciendo referencia a la responsabilidad individual sobre los actos personales y exponiendo dos razones evidentemente libertarias. La primera de ellas, que firmar el acuerdo supone la renuncia a la capacidad de decidir, cosa que en realidad ya han perdido dado que el no firmar supondría la disolución de la organización por parte del Estado; la segunda razón es que Capitán América no quiere ceder el control de este arma a un grupo de hombres con intereses cambiantes que se hacen pasar por neutrales. Sabe perfectamente que los políticos son los que verdaderamente tomarán las decisiones y no la ONU, en abstracto, y sabe perfectamente que los fines de los políticos en cuestión pueden cambiar según las necesidades del poder en cada momento.
La negativa de la firma lleva al grupo a enfrentarse en una reproducción de la Guerra Civil americana, donde se enfrenta la postura expansionista estatal contra la defensa de la libertad individual. Este enfrentamiento culmina con la huida de Capitán América y el encarcelamiento del grupo contrario a la firma de los acuerdos. Sin embargo, en una última defensa del individualismo y la libertad, el Capitán América manda una carta a Iron Man donde le dice: “Todos necesitamos familia… Mi fe está en la gente, supongo, en los individuos, y puedo decir que, en gran parte, no me defraudaron. Por eso no puedo defraudarlos… Esperaba que pudiéramos coincidir en los acuerdos… Sé que haces lo que crees correcto, y es lo que todos deberíamos hacer. Así que, no importa lo que pase, te prometo que, si nos necesitas, si me necesitas, allí estaré…”
Y tras esto libera a todos sus compañeros de la cárcel de alta seguridad en la que habían sido encerrados injustamente. Ninguna metáfora puede ser mejor para un héroe libertario, capaz de liberar a sus amigos de las garras de la esclavitud.
Por todo esto podemos saber que Capitán América es verdaderamente un héroe libertario, comprometido con la defensa del individuo y la libertad ante los incansables y enormes ataques de la maquinaria estatal-bélica. Este héroe nos podría ayudar muchísimo en la lucha contra el Estado, pateando los traseros de políticos y militares que ostentan el poder con su escudo de vibranio y sus patadas que hacen a la gente volar por los aires.
Pero aún mejor que eso, Capitán América nos ayuda hoy en día a luchar contra el Estado, a través de la defensa de estas ideas en la cultura popular. Muchos pueden darse cuenta de lo que el gobierno verdaderamente es: un grupo de personas que quieren mantenerse tanto tiempo como sea posible en el poder y dominar la vida de los demás a través de la violencia. Capitán América nos ayuda a que nosotros mismos podamos ser Capitán América, intentando identificar las injusticias y luchar contra ellas en cualquier campo. Nos ayuda a darnos cuenta de nuestra posición y atacar al Estado donde más le duele, en nuestra servidumbre voluntaria.
Bibliografía
Charles Tilly. Guerra y construcción de Estados como crimen organizado. Revista Académica de Relaciones Internacionales, Núm. 5 Noviembre de 2006. Disponible en https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/678494/RI_5_8.pdf?sequence=1
David Howden. The Rothbardian Implications of ‘Captain America: The Winter Soldier. Publicado en Mises.org [2014]. Disponible en https://mises.org/wire/rothbardian-implications-captain-america-winter-soldier