PENSADORES DE LA RESISTENCIA: MENCIO

  Una de las principales distorsiones que existen sobre el pensamiento político oriental es la que mantiene que los pensadores de esta tradición o bien promovían directamente el despotismo de reyes y emperadores  o bien promulgaban la aceptación pasiva y resignada de estas realidades desagradables.

  Esto sin embargo es una visión parcial e incompleta de una tradición de pensamiento extraordinaria que cuenta con filósofos como Mencio, de los que todavía podemos aprender muchas cosas provechosas.

  Mencio fue uno de los principales filósofos de la escuela confuciana. Nació en el siglo IV a. C. y, como Confucio y muchos otros, fue un filósofo itinerante en busca de un rey que pusiera en práctica sus enseñanzas para instaurar la paz y la justicia en tiempos violentos. El libro que lleva su nombre fue compuesto después de abandonar la actividad política.

  En lo que respecta al derecho de resistencia Mencio es el autor más importante de la filosofía política china. Sus reflexiones hacían palidecer a los gobernantes que conversaban con él sobre este delicado tema pues Mencio no dudaba en exponer aquello que creía correcto aún a riesgo de atraer la hostilidad y la animadversión de los poderosos.

  Para Mencio en todo ser humano existen tendencias hacia la virtud que deben ser desarrolladas en un entorno adecuado para que puedan florecer. Es decir, la naturaleza del hombre es buena pero no puede ser desarrollada sin las condiciones necesarias (de la misma forma está en la naturaleza de una semilla convertirse en árbol pero necesita un ambiente adecuado para poder hacerlo)

  Todos los seres humanos, según Mencio, tienen una mente que no puede soportar el sufrimiento de los demás y, para desarrollar esta incipiente virtud el hombre debe ejercitarla a través de la extensión de sus simpatías para incluir a otras personas. En otras palabras el hombre debe expandir aquellas situaciones en que siente simpatía por los demás a casos cada vez más generales. Por ejemplo, es natural para un padre que ame a sus hijos. Para que el padre desarrolle su virtud debe ampliar este sentimiento para incluir un mayor número de personas. El rey también debe hacer esto si quiere gobernar con virtud y no degenerar en un tirano. El verdadero rey, que practica la benevolencia confuciana, no depende de la fuerza para sobrevivir puesto que la gente le sigue de manera voluntaria.

  Mencio insistía en que una de las cosas que el rey debía hacer para gobernar con benevolencia era reducir los impuestos. De esta manera la gente podría trabajar y prosperar y se atraería población de los reinos vecinos, algo que era muy importante en una época en la que las guerras y el hambre decimaban a la población.

  ¿Qué pasaba si el gobernante no se comportaba con justicia? ¿Era legítimo reaccionar contra un rey injusto? Mencio dice que sí. En primer lugar este filósofo confuciano rechaza cualquier justificación de la razón de Estado: un crimen es un crimen independientemente de quién lo cometa. Según Mencio no hay diferencia entre alguien que asesina utilizando una espada y alguien que asesina utilizando un gobierno.

  Mencio compara la acción de un rey que gobierna injustamente con la de un individuo particular que no cumpla aquellas tareas que se le han encomendado (de una forma similar a lo que harían algunos autores de la Edad Media, como Manegold de Lautenbach). Si se demuestra la incompetencia de tal sujeto para cumplir con su trabajo sus servicios pueden ser rescindidos. Por lo tanto, si el rey no cumple con los requerimientos de la justicia también se puede prescindir de sus servicios.

  Si el rey no gobierna con justicia deja de ser un rey y se convierte en un individuo más contra el que se pueden adoptar medidas defensivas, incluyendo el tiranicidio. Así, cuando uno de los reyes de la época pregunta a Mencio si es aceptable que los súbditos asesinen a sus gobernantes (en referencia al último rey de la dinastía Shang, que murió de esta forma) Mencio dice:

  ‘Alguien que mutila la justicia…es llamado un simple hombre. He oído hablar de la ejecución de ese hombre, pero no he oído hablar de ella como del asesinato de un gobernante’

  Este tipo de declaraciones radicales en favor de la justicia y en contra de la opresión no le granjearon una gran simpatía a Mencio entre gobernadores y reyes, ansiosos como estaban por encontrar formas de incrementar su poder, sin embargo, sus ideas le aseguran un puesto de honor entre aquellos pensadores de la política que defendieron el derecho de la gente a defenderse de tiranos y de déspotas.