INDIOS, VIKINGOS Y VAQUEROS

 

 

  Grupo Salvaje, de Sam Pekimpah, es uno de los mejores westerns de la historia del cine, una obra maestra, crepuscular y violenta que contiene una visión muy negativa del gobierno 

  En esta película, un grupo de bandidos liderado por Pike Bishop se ve obligado a cruzar la frontera con México, perseguidos por el ejército norteamericano y por unos cazarrecompensas contratados por la compañía de ferrocarril, después de un asalto a un banco que no salió según lo planeado. Allí se ponen al servicio del general Mapache, que se enfrenta contra las tropas de Pancho Villa, para robar un cargamento de armas del ejército americano.

  A pesar de que existen elementos contrarios a la mentalidad burguesa y capitalista en esta película, igual que los tenía su director, la visión que presenta sobre el poder y sobre el gobierno central es perfectamente compatible con el libertarianismo. 

  Según Ryan McMaken esta película pertenece a una corriente revisionista del cine del oeste, que comenzó en los años 60, en la que el poder se representa como algo inherentemente perjudicial y dañino:

  «Los westerns de Pekimpah, por ejemplo, representan a los agentes del gobierno como simultáneamente incompetentes y amenazadores…los ineptos y estúpidos representantes americanos de la ley que persiguen al Grupo Salvaje son las marionetas de un régimen corrupto.»

  El desapego consciente ante las autoridades es algo que reconocen expresamente los propios protagonistas. Cuando están intentando vender sus servicios al General Mapache, uno de ellos dice que comparten muy pocos sentimientos con su gobierno.

  A pesar de que no son, precisamente, unos hombres decentes y honestos, los forajidos que protagonizan la película son mucho más eficientes, habilidosos y racionales que cualquiera de los representantes gubernamentales que aparecen en la película. El ejército americano se muestra como un conjunto de inútiles que son incapaces de evitar que los miembros del Grupo Salvaje roben su cargamento de armas. Y los soldados mejicanos del General Mapache son una cuadrilla de degenerados que llevan la destrucción allí por donde pasan. 

  Además, al contrario que los miembros del gobierno o los representantes estatales de la ley, los forajidos del Grupo Salvaje son capaces de comportarse con arreglo a un código de honor, aunque eso tenga repercusiones negativas para ellos. Pike Bishop explica la importancia de la lealtad entre compañeros cuando dice:

«Seguiremos todos juntos como siempre hemos hecho. Cuando uno se mezcla en un lío de estos es hasta el final, si no quieres seguir eres peor que un animal y estás acabado»

  Pero, además de los elementos libertarios de desconfianza ante el poder, esta película es muy interesante por los grandes paralelismos que presenta con algunas de las historias de la mitología. 

  En Los Dioses de los Germanos, el gran historiador de las religiones George Dumézil explicó que existen unos sorprendentes parecidos en los relatos mitológicos de dos culturas aparentemente muy distintas: la historia del Ragnarok de los antiguos nórdicos y la batalla de Kurukshetra del Mahabharata de la antigua India.

  En ambas historias se representa el mito de las edades, que explica el proceso de degeneración que sufre la humanidad y el mundo con el transcurso del tiempo: en el principio los hombres eran mucho más longevos, fuertes, justos y nobles pero con el paso de sucesivas edades se van corrompiendo, moral y físicamente, hasta llegar a su punto más bajo y perverso, la Edad de Hierro o Kali Yuga (que viene siendo el presente). Este proceso de degeneración se produce por una caída primigenia a la que sólo se pondrá remedio al final de los tiempos. Este mito explicaría por qué el ser humano está sometido a la enfermedad, la muerte y la injusticia, a la vez que serviría de consuelo a los dolores de la historia.

  En la mitología nórdica Balder es el más hermoso y el más justo de los dioses, amado por todos. Para evitar que sufra cualquier mal, las demás divinidades le piden a todas las cosas del mundo que juren que nunca le harán daño. Una vez conseguido este juramento, que supone la invulnerabilidad de Balder, los dioses se divierten de una forma bastante irresponsable, jugando a arrojarle todo tipo de armas y de objetos, que no son capaces de dañarle. Pero el astuto Loki, que odia a Balder, descubre que el muérdago no llegó a realizar el juramento porque era, todavía, demasiado joven. Convence a Hodr, el hermano ciego de Balder, para que participe en el juego y le entrega un dardo envuelto en muérdago. Hodr arroja el proyectil y mata a Balder. Como no murió en batalla, el más justo y noble de todos los seres, es condenado a sufrir en el infierno de Hel hasta la llegada del Ragnarok, la batalla final entre los dioses de Asgard y las criaturas del caos, donde se matarán mutuamente los unos a los otros y que consumirá el mundo en una explosión de fuego. Después de esta batalla cosmogónica el Universo renacerá en una forma más pura y justa, gobernado por Balder, pero hasta entonces la violencia y la muerte serán el destino inexorable de los hombres.

  En el Mahabharata, el mayor poema épico de la India, los cinco hermanos Pandavas se ven privados de su reino y son enviados al exilio durante doce años debido al plan malévolo de su astuto primo Duryodhana, que consigue que el primogénito,Yuddisthira, (encarnación de la justicia y de la nobleza pero que sufre de la irresponsable pasión por el juego) pierda sus derechos reales en una partida de dados amañada. Durante el periodo estipulado vagan por los bosques, privados de los honores que les corresponden, mientras Duryodhana instaura su reino tiránico y usurpa la soberanía sobre la tierra. Cuando regresan después de los doce años convenidos, Duryodhana se niega a devolverles el trono. Entonces se enfrentan en la gran batalla de Kurukshetra donde muere la mayor parte de los más grandes héroes de la India combatiendo en uno u otro bando.

  Dumézil destacaba las numerosas similitudes que había entre los dos relatos: el destino ciego, instigado por un personaje malévolo, que provoca la caída del hombre en un estado de corrupción que sólo terminará al final de los tiempos, después de una gran batalla cosmogónica.

  Gran parte de los temas principales que presentan estos relatos mitológicos aparecen, de manera inesperada y ataviados con otros ropajes, en la obra maestra de Sam Peckinpah.

  La corrupción y degradación moral de los hombres es omnipresente en la historia: la demuestran sistemáticamente los cazarrecompensas, los crueles soldados de Mapache, y los propios miembros del Grupo Salvaje, que participan con violencia en los últimos estertores de un mundo que agoniza.

  Pike es responsable de gran parte de sus problemas. Años atrás y, creyéndose invulnerable, hizo caso omiso de las advertencias de su antiguo compañero Deke Thornton, que acaba siendo encarcelado por su imprudencia en el infierno de la prisión de Yuma. Al igual que ocurre con los dioses nórdicos y con los Pandavas, es el comportamiento irreflexivo e inconsciente de Pike el que causa la caída de Thornton, que cumple, en este caso, la misma función que Balder en la saga escandinava.

  Esta traición a la amistad que lleva al enfrentamiento entre camaradas (pues, para salir de Yuma, Thornton acepta liderar a los cazarrecompensas en la persecución de Pike y de sus hombres) cumple la misma función simbólica que la muerte de Balder y el exilio de los Pandavas y sirve para explicar la injusticia y la degeneración del presente, cuya cumbre representa el general Mapache. La opresión y el dolor que causa lo emparentan con esas figuras del caos que son Loki y Duryodhana.

  Pero al final de la película (literalmente al final del tiempo) llega la redención, cuando Mapache atrapa y tortura a Ángel, el único miembro del grupo que se mueve por ideales de justicia, por entregar armas a los rebeldes. Renunciando a la posibilidad de escapar con el botín y defendiendo un ancestral código moral que los redime de sus muchas iniquidades, los cuatro bandidos restantes deciden pelear una batalla desesperada para rescatar a su camarada caído. En unos momentos finales de una violencia sublime y espantosa, que equivalen al Ragnarok y a Kurukshetra, se enfrentan en una confrontación de proporciones épicas contra cientos de enemigos y ponen fin con un estallido de fuego y furia a su mundo agonizante.

  Grupo Salvaje es una película extraordinaria que vuelve a demostrar, una vez más, que las grandes historias están hechas para ser narradas una y otra vez, hasta el final de los tiempos, porque cuentan algo terrible, hermoso y verdadero sin importar que los disfraces con que se visten sus personajes sean de indios, vikingos o vaqueros.