EMPRENDEDOR «AUSTRÍACO» VS. EMPRENDEDOR SCHUMPETERIANO
– Mariana Piaia Abreu –
El análisis de Joseph A. Schumpeter marca claramente una escisión con la Escuela Neoclásica y con la Escuela Austríaca. Durante su formación académica en la Universidad de Viena en el inicio del siglo XX, donde cursó derecho, participó de seminarios promovidos por Eugen von Böhm-Bawerk, además de ser contemporáneo de Ludwig von Mises. Pero, Walras y su teoría del equilibrio general influenciaron significativamente en Schumpeter, dejando fuertes marcas neoclásicas en su teoría. Schumpeter compartía de las ideas de equilibrio general, sin embargo, como el autor consideraba la realidad dinámica – con incertezas, pérdidas, comportamiento del emprendedor etc -, él formuló una explicación teórica para el cambio del sistema walrasiano. Pero, el problema básico continuaba inalterado: Schumpeter creía en el equilibrio de largo plazo. «Para Schumpeter, el equilibrio general tenía que ser la realidad prioritaria: tanto el punto de partida realista como el punto final de su tentativa de explicar los cambios económicos.»
Algunos autores sostienen que Schumpeter fue más influenciado por autores de la Escuela Austríaca que por neoclásicos; sin embargo, en su primer libro, el autor hace una apologia de los métodos matemáticos y del equilibrio general walrasiano, retratando los eventos económicos como resultado de interacciones mecanicistas cuantificadas en unidades físicas, y no como consecuencia de la acción humana, abordaje de la EA.
Schumpeter, así como los autores de la EA, en especial Kirzner, tiene una visión diferenciada de la competencia tratada por la teoría dominante. La competencia no se da solamente por precios en un sistema atomizado, sin poder de mercado. Sin embargo, para Schumpeter, la competencia que importa en el mercado es la competencia por la innovación, por el descubrimiento, sea de mercancía, de tecnología, de fuente de oferta o del tipo de organización. Ya para la Escuela Austríaca, tanto la competencia por precios como por la innovación constituyen parte del proceso dinámico y empresarial del mercado.
En ambos autores, el protagonista del mercado es el emprendedor, el cual fue excluido del análisis por los Neoclásicos. En el concepto schumpeteriano:
[…] la función del emprendedor es reformar o revolucionar el sistema de producción a través del uso de una invención o, de manera más general, de una nueva posibilidad tecnológica para la producción de una nueva mercancía o para la fabricación de una antigua en forma moderna, por medio de la apertura de nuevas fuentes de suprimento de materiales, nuevos canales de distribución, reorganización de la industria, y así por delante. (SCHUMPETER, 1961, p. 166).
Este concepto es el mismo utilizado por Kirzner. Se percibe, de esta forma, la identificación de la función empresarial con el proceso competitivo. Sin embargo, la función empresarial tratada por los autores remite a procesos de mercado completamente distintos:
En ambos conceptos, es el estado de alerta que el emprendedor tiene para oportunidades hasta entonces no percibidas que le posibilita alejarse de la rutina; es solamente bajo condiciones de desequilibrio que su papel emerge. Pero, para Schumpeter, la esencia de la actividad empresarial es la capacidad de alejarse de la rutina, de destruir estructuras existentes, de alejar el sistema del flujo regular y circular el de equilibrio. Para nosotros, por otro lado, el elemento crucial en la actividad empresarial es la capacidad de ver oportunidades inexploradas cuya existencia previa significaba que la regularidad inicial del flujo circulear era ilusoria – que, lejos de estar en estado de equilibrio, representaba una situación de desequilibrio inevitablemente destinada a ser perturbada. (KIRZNER, 1986, p. 93).
Schumpeter considera el mercado en un estado de equilibrio, en el cual la acción del emprendedor perturba el flujo circular, generando un desequilibrio. Esta acción «[…] revoluciona incesantemente la estructura económica desde dentro, destruyendo incesantemente el antiguo y creando elementos nuevos.» Este es el proceso de destrucción creadora que, para Schumpeter, es el problema fundamental para comprender el capitalismo.
Para Schumpeter, el emprendedor es la fuerza perturbadora y desequilibradora que quita el mercado de la somnolencia del equilibrio; para nosotros, el emprendedor es la fuerza equilibradora cuya actividad reacciona a las tensiones existentes y suministra las correcciones por las cuales las oportunidades inexploradas están clamando. (KIRZNER, 1986, p. 93).
El proceso de mercado, para Schumpeter, es iniciado por la actividad empresarial, o sea, por la acción de los líderes, los innovadores, los pioneros. Estos generan logros, desequilibrando el mercado. Esta perturbación temporal del equilibrio lleva a la sociedad a un nivel más elevado del desarrollo, aumentando el bienestar económico. El nuevo equilibrio se da por la acción de los imitadores, que llevan a la economía al estado de reposo. «Su actividad, la de restaurar el flujo circular y regular, no es empresarial; ellos [los imitadores] son los prosaicos que, una vez que aprendieron a imitar a los líderes, caen en una nueva rutina de lucro cero.»
[…] en la visión austríaca, el emprendedor es quién ftrabaja con las incertezas del mundo real, y emprendedores de éxito cogen logran beneficios al tener éxito en llevar recursos, costes y precios más cerca del equilibrio. Sin embargo, Schumpeter comienza su teoría no en el mundo real, pero sí en la tierra ficticia del equilibrio general, el cual él insiste ser la realidad fundamental. Solo que en el mundo del equilibrio, en el mundo de la inmutabilidad y de la certeza, no existen emprendedores y no existen logros. En este mundo, la única función del empreendedorismo, por deducción lógica, es innovar, perturbar un equilibrio pre-existente. El emprendedor no puede hacer ajustes, pues todo ya está ajustado […]. Su única función prescrita, por lo tanto, es ser perturbador e innovador. (ROTHBARD, 1987, p. 102).
Schumpeter consideraba la actividad empresarial el motor del desarrollo económico. Para Kirzner, la actividad empresarial es importante al posibilitar el funcionamiento del mercado, siendo el desarrollo económico una posibilidad consecuente de ese proceso. La acción empresarial no se da solo por los innovadores.; los imitadores también participan de la acción, y esta solo cesa cuando todas las oportunidades de logro son explotadas, inclusive por los imitadores.
Otro punto de destaque consiste en la incompatibilidad que, para Schumpeter, hay entre progreso económico y competencia perfecta:
La condición de acceso perfectamente libre a una nueva esfera de actividad, sin embargo, puede, en la realidad, hacer imposible cualquiera acceso. Es difícilmente concebible la introducción, desde el inicio, de nuevos métodos de producción y nuevas mercancías en condiciones de perfecta e inmediata competencia. Significa eso también que lo que llamamos de progreso económico es incompatible con la competencia perfecta. (SCHUMPETER, 1961, p. 134).
Para Kirzner, la cuestión de incompatibilidad entre progreso económico y competencia perfecta es una cuestión inocua. «En la medida en que una economía tiene un potencial para el progreso […], ningún equilibrio puede ser imaginado hasta que ese potencial haya sido explorado.» La teoría de la competencia perfecta no considera el mercado como un proceso; por lo tanto, no hay como pensar esta estructura de mercado con el suceso de progreso. Si así lo hiciera, o se niega el equilibrio o se asume que este equilibrio es un estado de reposo cualquiera, en el cual existen desajustes:
Concordamos con el punto de vista de Schumpeter de que las condiciones de competencia perfecta deben estar ausentes para que el progreso tecnológico ocurra. Pero, para nosotros, esa verdad es, simplemente, un caso especial (aunque importantísimo) de la proposición más general, que afirma que la ausencia de condiciones de competencia perfecta (o, en cuanto a eso, cualquiera conjunto de condiciones de equilibrio) es necesaria para que ocurra ajuste de mercado de cualquier tipo que sea (incluso el más simple ajuste de precios). (KIRZNER, 1986, p. 95).
Para Kirzner y para la EA, Schumpeter estaba equivocado en su concepción sobre el emprendedor. Este es, en realidad, el agente coordinador inherente al proceso de mercado, actuando con serenidad y creatividad con el objetivo de alcanzar su beneficio empresarial, el lucro. Ese movimiento natural del emprendedor es, así pues, el motor natural de la economía de mercado y el cerne del crecimiento económico.
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
HUERTA DE SOTO, J. Socialismo, cálculo económico y función empresarial. 4 ed. Madrid: Unión Editorial, S.A., 2010.
KIRZNER, I. Competição e atividade empresarial. Tradução de Ana Maria Sarda. Rio de Janeiro: Instituto Liberal, 1986.
ROTHBARD, M. N. Man, Economy, and State with Power and Market. 2. ed. Auburn: Ludwig von Mises Institute, Scholar’s Edition, 2009
SCHUMPETER, J. A. Capitalismo, Socialismo e Democracia. Editado por George Allen e Unwin Ltd.. Tradução de Ruy Jungmann. Rio de Jan
[i] ROTHBARD, 1987, p. 97.
[ii] «Wesen und der Hauptinhalt der Theoretischen Nationalekonomie» de 1908, com tradução livre para o português de «A essência e conteúdo principal da Teoria Econômica».
[iii] SCHUMPETER, 1961, p. 110.
[iv] KIRZNER, 1986, p. 93.
[v] KIRZNER, 1986, p. 95.
*Artículo cedido por el Instituto Mises Brasil (versión portugués)