DIEZ LECCIONES DE ECONOMIA AUSTRÍACA – TERCERA LECCIÓN: ACCIÓN, TIEMPO Y CONOCIMIENTO
– Ubiratan Jorge Iorio –
Apuntamos en el artículo anterior el concepto de acción y ahora podemos definirlo: acción, para la Escuela Austríaca de Economía, es cualquier acto ejecutado voluntariamente con el objetivo de aumentar la satisfacción de quien lo ejecuta. Como vimos en el artículo anterior, los agentes – es decir, aquellos que actúan, sean consumidores, productores, inversores, ahorradores, exportadores, importadores etc. – cuando lo hacen lo hacen por medio de elecciones, considerando que los medios siempre se adecúen a los fines, o sea, que las elecciones se hacen en medio de la escasez.
Toda la acción en los mercados presupone, entonces, una elección hecha en un determinado momento, teniendo el agente la posesión de algunos medios y con miras a determinado(s) fin(es). La teoría económica supone, con toda la razón, que todas las acciones se realizan con la expectativa de que, si se concretan, van a aumentar la satisfacción (o utilidad, en el lenguaje de los economistas) de los agentes. Nadie actúa para empeorar, eso es lo que queremos decir.
Ahora una pregunta que puede parecer complicada: ¿Y si una persona decide que va a suicidarse saltando de lo alto de un edificio? ¿Esa persona estará actuando de acuerdo a nuestra definición, es decir, pensando que suicidarse va a aumentar su satisfacción? ¡La respuesta es sí! Porque sus sentimientos subjetivos están tan sacudidos que ella piensa que la muerte es la mejor solución. Está claro que está equivocada, pero en el momento en que decide quitarse la propia vida no percibe eso.
De la misma forma San Francisco de Asís, cuando mandó distribuir los bienes de su padre, un rico comerciante, a los pobres, realizó aquella acción porque halló, de acuerdo con su valoración subjetiva, que le proporcionaría una satisfacción muy grande. ¡El postulado de la acción humana, por lo tanto, es universal! Toda acción se ejecuta con la intención de aumentar el estado de satisfacción.
Podemos refinarla ahora un poco: toda acción es ejecutada porque quién la ejecuta cree que su satisfacción va a aumentar. El agente consideró y reconsideró los medios y los fines, consideró sus valoraciones y se decidió por una acción – por ejemplo, comprar unos zapatillas de la marca X. Pero puede suceder que, tras haber practicado la acción, o sea, tras haber comprado las zapatillas, perciba que la calidad de las mismas no era buena, o que podría haber pagado un precio bastante menor por el mismo modelo en otra tienda. En otras palabras, como nuestro conocimiento de todos los factores que deben ser considerados al hacerse las elecciones siempre es incompleto, además de estar distribuido desigualmente entre los agentes, ocurre que las acciones acontecen en la inmensa mayoría de las veces en un ambiente de incertidumbre, lo que significa que la ocurrencia de errores suele ser común.
La economía del mundo real, por lo tanto, no es nada más que el conjunto de todas las acciones – compras, ventas, préstamos, decisiones de producción, de ahorro, de inversión etc. – realizadas bajo la forma de transacciones económicas, que envuelvan elecciones.
¡Sucede, sin embargo, que esas elecciones no están fijas en el tiempo! Imagine que usted no soporta oír música sertaneja,[i] pero que un bello día comienza a salir con la hija de un rico hacendado del interior de São Paulo. Su valoración en cuánto a la música sertaneja cambia: influido por factores no económicos, como la pasión, pasa a comprar CDs y DVDs de toda la música sertaneja que encuentra en las tiendas. Seis meses después, la relación termina. Muy probablemente, usted echará a la basura todos los CDs y DVDs que compró mientras estaba enamorado. Por lo tanto, su escala de valores se alteró dos veces en pocos meses. Y eso acontece con buena parte de los bienes y servicios que tenemos que valorar a lo largo de nuestras vidas (afortunadamente, porque si no la vida sería mucho más aburrida).
El paso del tiempo, por lo tanto, tiende a afectar sensiblemente y de manera muchas veces imprevista nuestras elecciones. El tiempo puede ser definido como un flujo permanente y continuo de nuevas experiencias: es como si nuestro stock de conocimientos y de interpretación de esos conocimientos estuviera almacenado en un tanque y el tiempo fuera algo como un grifo despejando nuevos conocimientos y nuevas interpretaciones de ese stock, que va, entonces, modificándose permanentemente; y eso influye en las acciones a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si a usted le gusta mucho el chocolate y come de una sentada dos tabletas de las grandes, probablemente va a sentir dolores en la barriga. Para la próxima vez, difícilmente comerá usted dos barras de una sólo vez.
Otro ejemplo: cuando usted tenía cinco años, el valor subjetivo que atribuía a una bicicleta ciertamente era mayor del que le atribuye hoy, porque el tiempo pasó y sus perspectivas, su memoria, su anticipación fue alterando su conocimiento y la manera de interpretar ese conocimiento también se alteró.
Entonces, vamos a rehacer nuestra definición de economía: la economía del mundo real, por lo tanto, no es nada más que el conjunto de todas las acciones – compras, ventas, préstamos, decisiones de producción, de ahorro, de inversión etc. – realizadas bajo la forma de transacciones económicas, que implican elecciones a lo largo del tiempo.
Finalmente, tenemos que considerar que, como enseñó el gran economista austríaco Hayek, nuestro conocimiento (aquel necesario para decidir las acciones económicas que escogeremos) posee dos características: primera, es incompleto; y segunda, está esparcido de manera desigual entre los participantes de los mercados.
Ahora bien, si nuestro conocimiento es incompleto, es insuficiente, entonces, para que podamos tomar todas las decisiones que implican una acción con certeza absoluta de que serán las decisiones correctas. Y si está distribuido desigualmente entre los participantes de los mercados, eso significa que algunos tendrán informaciones mejores que otros, lo que con certeza afectará el grado de acierto/error de las decisiones. Por fin, observe que, aunque todos los participantes en un mercado tuvieran exactamente las mismas informaciones, el mismo conocimiento, cada uno de ellos interpretaría esas informaciones y conocimientos de manera absolutamente única, individual, porque somos racionales, tenemos gustos y preferencias propias, valoramos la posesión de dinero de maneras diferentes, estamos influidos por factores externos diferentes. Somos, para resumir, diferentes.
La conclusión es que siempre va a existir una incertidumbre característica al proceso de escoger cuáles son las mejores acciones, tanto en el campo de la economía como en los otros campos de la vida humana. Esa incertidumbre que está presente en la acción humana, por más racional que esta pueda ser, no es una incertidumbre que se puede medir con números, como, por ejemplo, cuando decimos que la probabilidad de que salga «cara» cuando lanzamos una moneda muchas veces será de 0,5. En el caso de la acción humana en los mercados, se trata de una incertidumbre que llamamos incertidumbre genuina, a la cual no podemos asociar números ni estimaciones. El corolario de la incertidumbre genuina es la ignorancia: tenemos que admitir que, por más preparados que estemos, siempre ignoraremos algunas condiciones específicas que serían relevantes para que nuestra acción no contenga errores.
Podemos ahora finalizar nuestra definición de economía: la economía del mundo real, por lo tanto, no es nada más que el conjunto de todas las acciones – compras, ventas, préstamos, decisiones de producción, de ahorro, de inversión, etc. – realizadas bajo la forma de transacciones económicas, que implican elecciones a lo largo del tiempo, realizadas en un ambiente de incertidumbre genuina.
El error, la incertidumbre genuina, la ignorancia, el hecho de que nuestras valoraciones cambian con el tiempo y otros factores muy complejos y que no se restringen sólo a la economía, hacen que tengamos que considerar que estudiar economía no es lo mismo que estudiar una ciencia natural. Por eso, tenemos que tener mucho cuidado cuando usamos las matemáticas para describir el comportamiento económico, pues la economía no se presta a eso: ningún modelo matemático podrá explicar porque usted prefirió comprar una camiseta de su club de fútbol, en vez de comprar la de un club rival.
La Escuela Austríaca rechaza el uso de las matemáticas en la economía porque usa el criterio hipotético-deductivo (y no el inductivo) y porque adopta el falsificacionismo, en que formulamos una teoría con base en argumentos lógicos y consideramos que esa teoría será correcta mientras no sea falsificada por los hechos del mundo real. Eso es diferente del método de las otras corrientes del pensamiento económico, que usan modelos matemáticos para describir el comportamiento de las personas en el mundo real.
Acción, tiempo y conocimiento, he ahí el universo de la economía. ¡Le invito a usted a bucear en ese mundo fascinante!
[i] Nota del traductor: La música sertaneja es un tipo de música popular brasileña.