ALGUNOS LIBROS OLVIDADOS QUE AÚN PUEDEN SER LEÍDOS CON PROVECHO (I)

    – Miguel Anxo Bastos Boubeta –   

PRINCIPIOS DE LA CIENCIA DE LA HACIENDA – Mauro Fasiani

Ed. Aguilar, Madrid, 1962 (Traducción al castellano de Principii di scienza della finanze, de. Giappichelli, Torino, 1951)

“ A la rapiña y la expoliación violenta sucede el parasitismo legal, más o menos pacífico y más o menos larvado. Y el fenómeno financiero viene a ser óptimo instrumento de disfrute. Declarar públicas cuantas más se puedan de las propias necesidades es obtener impuestos de los dominados para proveer al costo de sus satisfacciones, y será el óptimo procedimiento y el sistema de las clases dominantes”

  La disciplina de la Hacienda Pública fue siempre durante mi carrera una de  mis favoritas.  Frente a la aridez matemática de la mayor parte de las disciplinas, de las cuales poco o ningún provecho obtuve y sigo sin obtener,  aquí se entremezclaba la economía y el estado.  Se nos explicaban las razones por las cuales el gobierno debía intervenir en la vida económica. Se nos detallaban la enorme cantidad de funciones que el estado debía prestar para satisfacer sus necesidades y como financiarlas de la forma más eficiente posible. No se olvidaban las funciones éticas de la tributación como la de contribuir a aliviar la condición de los más necesitados y, como no, la de contribuir a una ideal situación de igualdad social. La asignatura era y aún continúa siendo una de las más interesantes en el curriculum de cualquier graduado en ciencias económicas, políticas o sociales.

  Pero se daba una circunstancia que me inquietaba. Todos los manuales o tratados usados pecaban del mismo defecto, que era el de describir las funciones y necesidades del tesoro público desde el punto de vista del gobernante. Ninguno se preocupaba  del daño causado al contribuyente, de si este necesitaba o no su dinero, si el impuesto arruinaba o no su vida o sus planes Para estos autores todo debía ser subordinado a las necesidades establecidas por los gobernantes, y estas gozaban de absoluta preeminencia sobre todo. Parecía como si el estado hubiese contratado a los profesores más eminentes para justificar a posteriori las decisiones que los gobernantes por el motivo que fuese habían previamente adoptado. De ahí que el descubrimiento de este gris y olvidado libro fuese para mí un magnífico descubrimiento. Fue escrito hace casi ochenta años por un oscuro profesor de la Universidad de Génova, epígono de una larga y fecunda tradición de hacendistas italianos  como Antonio  Di Vito de Marco,  Maffeo Pantaleoni o Amilcare Puviani sobre la cual construye su obra, hoy casi olvidada, a pesar de que la Escuela de la Elección Pública les prestó  en su momento cierta atención. Fue escrita  también durante los oscuros años del fascismo italiano y quedó sin concluir (el autor había previsto un segundo volumen)  por la prematura muerte del autor. Tampoco me consta que fuese traducido al inglés quedando por tanto fuera del maistream académico hasta el día de hoy.Todo parecía conjurarse para que esta obra no tuviese la difusión que a mi entender habría merecido.

  El libro combina lo mejor de la tradición hacendística italiana con el pensamiento sociológico y político de los grandes elitistas italianos de su época, Gaetano Mosca y muy especialmente Vilfredo Pareto. La combinación de ambas dió  lugar a una obra casi sin parangón en el ámbito de la ciencia de la hacienda pública. Siguiendo a Pareto, Fasiani considera al estado como una entidad metafísica,  sin existencia ontológica, no pudiendo tener pues como tal necesidades o intereses. Las denominadas necesidades públicas no serían más que las necesidades privadas de la  élite gobernante definidas como públicas para de esta forma poder explotar a las clases gobernadas1.  Estas serían un conjunto de personas especializadas en la predación, de forma eso sí muy sofisticada. A Pareto como a Fasiani no le preocupa la eficiencia fiscal  ni toda la retórica que a esta rodea sino como esta  es una forma de distribución de la renta entre dominantes y dominados. Porque esta es efecto la clave de este libro.

  La obra de Fasiani está planteada desde el punto de vista del contribuyente, del dominado, frente a los dominantes y explica, sobre todo en su magistral tercer capítulo,  todas las tretas que usan los gobernantes para obtener rentas de sus dominados. La verdad es que la lista es  impresionantemente exhaustiva y ni siquiera cabe la posibilidad de resumirla en el breve espacio de este artículo. Pero lo que nos demuestra es la enorme capacidad de la clase dominante (es el concepto que él usa a lo largo de todo el libro) para idear formas y momentos de extraer recursos de forma sibilina y engañosa del contribuyente. Me quedo con un par de ellas, para ilustrar un poco sobre el tono y la temática de este fabuloso libro.

  La primera es la que el denomina”la falsa promesa de los gobernantes”, que consisten en hacer creer al pueblo que no debe temer en el futuro nuevos gravámenes. Los viejos príncipes, nos dice Fasiani prometían que los nuevos impuestos tendrían sólo carácter temporal  y cesarían en su existencia tan pronto pasaran las necesidades coyunturales que los justificaban. Fasiani nos pone como ejemplo de impuesto temporal el impuesto sobre la renta, introducido por Pitt  a comienzos del siglo XIX   como una mera medida extraordinaria en un momento de penuria fiscal. Impuesto que como no ha perdurado hasta el día de hoy y a niveles mucho más altos que en el momento de su introducción. La  artimaña de los viejos príncipes de Fasiani sigue hoy tan válida como siempre y los contribuyentes no parecen haber aprendido nada desde entonces. Al contrario, impuestos que en tiempos antiguos levantaban a la población en armas hoy son aplaudidos en periódicos y parlamentos como un gran avance de la justicia social.

  El segundo ejemplo con el que me quedo es el viejo recurso de unir el tributo con el placer. Fasiani nos dice” el estado espía y coge todos los movimientos del alma; cada efecto, cada suspiro, el momento de mayor expansión, de abandono, de pasión, establece impuestos sobre los latidos de nuestro corazón”.  Impuestos en el momento de cobrar una herencia de un ntío de América, una lotería o sobre donaciones son buenos ejemplos de este viejo y artero truco. El truco estaría también en gravar la donación en proporción inversa al parentesco con el donante. Los impuestos al consumo de determinados bienes, como los bienes catalogados de lujo. Fasiani nos dice que el impuesto busca aquí fijar la pena contributiva en el momento en el que la satisfacción de la vanidad llega a su máxima intensidad.

  Cómo podemos observar este libro da muestra de una gran perspicacia y conocimiento del funcionamiento de las instituciones fiscales del mundo. Todas estas técnicas y trucos son rápidamente difundidas entre los diversos países y con el mismo o diferente nombre y con pequeñas variaciones son  instauradas en los distintos países. La doble imposición al ahorro y la inversión, que nuestro autor ilustra con numerosos ejemplos sería un muy buen ejemplo de ello.

  Nuestros gobernantes parecen haber leído el libro, y de ello dándole la vuelta es un excelente manual para un político principiante que quisiera conocer de forma acelerada los rudimentos del oficio. Supongo que con esa intención fue traducido en los años sesenta del siglo pasado por un inspector de hacienda español, o quizás no. No es extraño encontrar en estas profesiones personas conscientes de lo que hacen y que por lo menos quieren advertir al público de lo que pasa. Pero si esta ha sido la intención no parece haberla logrado.  El libro sigue hoy tan escondido y oculto como siempre en los anaqueles polvorientos de las bibliotecas universitarias sin que nadie parezca haber reparado en él en años. Después de haberlo leído entiendo bien porqué.